sábado, 15 de diciembre de 2012

"Con lo que hemos sido", Toma Cinco

De vez en cuando olvídate de mí.

Sólo por probar.

Porque ya hemos probado que mandarlo todo a la mierda es una brutal agonía que no acaba nunca. Lenta y dolorosa. Como la muerte que acecha después de un disparo en el vientre.

Yo incluso he probado a tirar los dados: los impares me arrastraban a un quirófano de mediados del siglo pasado y me practicaban una lobotomía sin anestesia. Los pares me devoraban una rodaja del corazón y otra de la polla, porque no te sabría decir en cuál de los dos estás más presente.

Dicen por ahí que de entre todas las cosas que nos empapan las ideas sólo se ignoran dos tipos: las que pensamos que no son importantes y las que desearíamos que no lo fueran.

Así de sencillo. Yo ignoro el tamaño del miembro viril del presidente de la República Democrática del Congo y las galaxias de distancia que nos separan.

Tanto da.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Modus vivendi

Nunca la mens sana acompaña a un corpore sano
cuando se trata de huir hacia delante.

Hasta que levanten las calles
que no te vieron bailar
por sus aceras.

O hasta que Otis Redding silbe
un jodido réquiem
por tu recuerdo.

Que el ojalá es sólo un disimulo,
la memoria una hipoteca
y el standby
un bypass en las arterias.

Que ya no hay héroes ni villanos en la guerra.
Que una retirada a tiempo siempre fue
una derrota.

Que no se trata de ganar o de perder
si apostamos a mañana,
cuando hoy
aún no ha amanecido.

Que ya no tiene peor remedio la enfermedad.
Que todo son recibos de la luz
en la penumbra.

Que todo son por qués en la tormenta.
Y en la calma
no hay ruegos ni preguntas.

No merece la pena.

Porque todo gira alrededor del sol
menos tus huellas.

Y cuando toda la actividad del mundo se concentra en
pasar página,
el esfuerzo se descompone en el último
punto suspensivo.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Herencia

Me dejaste el poder de decidir el rumbo de mis pasos
sin seguir los tuyos.
Los huesos molidos.
La carne envenenada.
Me dejaste en pretérito perfecto simple
la aguja minutera.
El corazón contraído.
Las manos desgastadas.
Me dejaste el don de la palabra en estado
de afonía permanente.
La blancura de las hojas.
La lengua avinagrada.
Me legaste el brillo de tu luna creciente
en cuarto menguante.
Cicuta en la saliva.
Asfalto en la mirada.
Me dejaste el castillo de naipes reducido
a polvos y ceniza.
El óxido en los lienzos.
Las venas escarchadas.
Me robaste el hambre.
Me quitaste el arma.
Me dejaste el ruido.
Me dejaste.
Y la maldita sensación de que nunca más me dejarás nada.

jueves, 4 de octubre de 2012

Asignaturas pendientes

La historia tiene memoria cuando interesa
Y avanza cuando le place
Seguro que el desenlace
Se cocina a la islandesa.

La ciencia es una evidencia de descontento
A Darwin le da un revolcón
Los simios de su evolución
Gobiernan en parlamentos.

La gimnasia por antonomasia es de valientes
Y nada cambió desde ayer
La moda de hoy es correr
Delante de los agentes.

La lengua tiene una deuda con el romance
En plena era digital
Si nos quitan el whatsapp
Fallecemos del percance.

Don cálculo y doña estadística están enfadados
Su amor es sólo un recuerdo
Ya nunca se ponen de acuerdo
En el recuento de indignados.

Qué fría la economía cuando se arrima
A mearse fuera del tiesto
Que alguien avise al tal Riesgo:
Se están follando a su prima.

lunes, 1 de octubre de 2012

Camas sin vacuna

Cuando acaba el amor, enmudecen las palabras.
Se enjuagan los secretos, se extinguen los versos.
Se levantan las alfombras, aminoran los latidos.
Se destierran los errores a las llamas.

Cuando todo termina, se derrumban las persianas.
Se apagan las conjuras, se sofocan las sombras enroscadas.
Silencian las paredes, se empañan las ventanas.
Se desgarran las costuras de la almohada.

Cuando todo acaba, se ahogan las pupilas.
Envejecen los sueños, se pudren las mentiras.
Se marchitan las camas sin vacuna.

Cuando todo acaba antes de hora, sin heridas,
se escurre la luz desde la alcoba.
A oscuras, como la noche sin su luna.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Amanda encontró trabajo a los 27 años

Y podría cantar una nana y dormir a la pequeña hija de puta que lleva dentro como un embrión de Satanás, porque despierta no hace otra cosa que estorbar y recordarle lo que antes no estorbaba.

Aunque no es para tanto, total, los músculos de su cara ya se olvidaron de reír y de llorar, y solo ama lo que estuvo y menosprecia todo aquello que estará, sin esforzarse demasiado desde el yermo de su esquina.

No suena mal.

Al menos no sonaba mal en el momento en que se presentó acicalándose la melena y cogiendo el mejor asiento de la sala para disfrutar del espectáculo de ver, hasta dónde es capaz de degradarse un ser humano. No sonaba mal, porque aquella dama prometía ser la droga emocional definitiva, la más dura, la menos destructiva, el perfecto bonus track del disco superventas que arrasaba en el mercado, toda una vida rebosante de electrizantes orgasmos porcinos, la tentación implacable del olimpo de los dioses, la bendita eutanasia de su feroz amargura.

Pero la esperanza, esa zorra mentirosa y pretenciosa sin escrúpulos, es lo siguiente que perdió; se marchó por donde vino acicalándose la melena.

Y ahora no ve luz al final del túnel. No ve ni el túnel. Y a veces piensa que ni siquiera ve nada en concreto más que pollas con ojillos diminutos, y un sucedáneo de placer en el fondo de los vasos.

Solo había que esperar.

Pero a qué, nena, a qué.

¿A que te florezca un trébol de cuatro hojas entre las piernas?

Ah, era tan maravillosa esa sensación de sentirse querida…

Parece que fue hace un millón de años.

viernes, 10 de agosto de 2012

Los besos de emergencia...

...son aquellos que se arrojan cuando estorban las palabras, o cuando las que restan por decir son mudas... Son las viudas de las páginas no escritas, desenlaces de las citas que sacuden el planeta, la paleta de colores sobre el lienzo de tus labios...

...son aquellos que se esconden en el fondo del armario, en el último temblor de los adioses, en las noches que amanecen sin pijama... Son aquellos vagabundos que conquistan a su dama, inevitables fuerzas de atracción entre dos mundos, los zapatos que olvidaron las princesas de mis cuentos...

...son aquellos que se cuelan en un concierto de miradas, las baladas de trompeta de una orquesta, la protesta del silencio entre dos lenguas... Son aquellos que se crecen cuando menguas, que aparecen si no miras, y se fugan de la cárcel de tu boca en un suspiro...

Los besos de emergencia son epílogos perfectos, el olor de las tormentas, la deriva de los náufragos... Son redobles de latidos, los cero a cien en un relámpago, los cerrados por derribo de corazones al galope, el apagón de dos cobardes... El estampido de un disparo a quemarropa, la medalla de bronce de los puntos suspensivos, el colofón de mi viaje cuando vienes... Los besos de emergencia son aquellos que me sobran cuando faltas... y son aquellos que nos faltan si me tienes...

miércoles, 25 de julio de 2012

Las ascuas

Si voy contigo, enséñame a volar.
¿Lo prometes?
A cambio no permitiré que nada ni nadie ni nunca te haga daño.
Pagaré al contado cada una de tus lágrimas.
Me ganaré tu hemisferio sur cuando haya conquistado el del norte.
Cultivaré latifundios en tu cosecha de estremecimientos.
Dejaré que soples las velas de nuestro barquito de cáscara de nuez.
Tendremos dos hijos, dos perros y dos cacatúas que entonarán canciones de Sabina y los Stones.
Cuando seamos mayores no pasará un solo día sin desearte las buenas noches.
Después follaremos hasta que se derritan las persianas.
Y te haré, serás, fe-liz.
Porque una promesa es una promesa.
Hasta que se parte en mil pedazos.

sábado, 30 de junio de 2012

"Con lo que hemos sido", Toma Cuatro

No se le puede llamar destino porque esos pantalones le quedan grandes, y tampoco inercia, ya que el impulso que cogimos fue lo suficientemente poderoso como para vivir media vida en distintos sistemas solares.
Así que lo llamé azar, como llamé a la baldosa que me hizo tropezar ante sus ojos mientras le daba un sorbito a su ron con cocacola, o como apodé a John Lennon cuando entonó el twist and shout que me empujó a sus caderas. Como llamé al techo de hormigón que ahogó la cobertura de mi móvil y del suyo, al escalón donde arrastramos nuestras huellas, y a los tres primeros números que arrojó hasta mi agenda. Azar, tal y como rezaba en luces de neón la parada de autobús que escuchó su primer hasta mañana, la servilleta de papel que la besó en el irlandés al día siguiente, y los treinta grados a la sombra que arrancaron nuestra ropa.
Y como llamé a la milésima de segundo que olvidé que ella era lo más importante del mundo.
Todo eso era azar.
Y lo demás, basura y demagogia.

miércoles, 6 de junio de 2012

Tramontana

Sin quererlo, aprendí a querer el viento.
Sin quererlo, aprendí a respirarte, y tu aliento, fue el único valiente, que alimentaba a este cobarde con su voz.
Con una sola bocanada, con que nazca de tu boca o de tu falda, sóplame en estos tiempos de cólera y bancarrota, de raíces sin sustento.
Con una sola bocanada, con que pintes pentagramas a mis notas. Sóplame, que tus querellas ya han dejado en evidencia, al fiscal que me condena, a la trena del recuerdo.
Sóplame, fría y mansa, desde el mundo de tu alcoba. Que me faltan tres, o cuatrocientas, segundas partes de esta historia.
Con esa brisa huracanada, sóplame, que me congele en estas ascuas. Que me crea lo increíble que parezca, no viajar en tus maletas si te alejas, de mis versos y rescoldos.
Sóplame, que estaré atento. Aquí te espero, en este tren descarriado, sin estaciones en tu cuerpo. Llévame, y acampando en tus botones, al abrigo de tu blusa.
Y de tu aliento.
Sóplame, bella musa.
Que te busco.
Y no te...

sábado, 19 de mayo de 2012

El otro lado de la tostada

Por si duermes.
Y estás preciosa.

Ronroneando, en la almohada de un tipo afortunado, o de un idiota.
Por si los dedos de tus pies están descalzos. Y los frotas, y recuerdas que hubo un tiempo en que esos dedos se frotaban con los dedos de otro idiota.

Por si sueñas. Por si se cumple la mitad de la mitad de lo que sueñas.
Por si te estremeces, y al abrigo de otros brazos. Por si alimentan tus bocados, y la bulimia de otros labios.

Que hubo un tiempo, que lo hubo. Y respiraba, como quien respira en un campo de violetas y azucenas, y tenía alergia a las distancias que distanciaban tus lunares.

Y se mecía, en la espuma de las olas, y sus mares, no entendían de mareas. Y caminaba. Y por la arena, levantando con sus pasos oro y plata, y la brisa le lamía por su piel de porcelana. Y le hacían reverencias monarquías, continentes, bancos, selvas y praderas.

Eso que ahora es, un páramo.
Pero estás preciosa.

Porque hubo un tiempo.
Pero ahora.
Por si despiertas.
Por si olvidas.

miércoles, 16 de mayo de 2012

"Con lo que hemos sido", Toma Tres

Atrasé el reloj hasta pasadas las siete, pero ya no era de noche.
No sé qué cojones se me pasó por la cabeza. Supongo que creía que así volvería a vivir ese momento. Es la manzana podrida del cesto de los momentos, aquel en el que te das cuenta de que ha pasado algo tan bueno que jamás volverá a pasar. Al menos, no de aquella forma. Podrías llevar otro peinado, lucir otra sonrisa, incluso estar con otro alguien. Eso le da un aspecto distinto. Te da un aspecto distinto. Una mierda de aspecto, probablemente.
Era una noche de manos. Una noche de manos soldado, que desafiaban las agujas del reloj. Y no les importaba un carajo los golpes de estado, las enfermedades autoinmunes, la lluvia ácida, los goles del partido.
De manos malabaristas, que danzaban por aquí y por allá, por espaldas, muslos, mejillas. Que brincaban burlándose de las sombras, y jugaban a ser dios y a diseñar universos bajo la ropa.
Despacio, me decía.
Más despacio, me pedía.
Despacio.
Y ahora estoy estancado en el fango.

lunes, 7 de mayo de 2012

Subtitulado para el pueblo llano

Joven, maduro, responsable, impecable currículum vitae, humilde y educado. Atractivo, honrado, hacendoso, cumplidor. Casero, abstemio, elegante, trabajador, despreocupado de los incentivos...

Resolutivo, serio, pulcro, dinámico, servicial. Conformista, sumiso, desinteresado, leal a la patronal. Respetuoso, sencillo, modesto, formidable proyección de crecimiento, austero, católico y taurino...

Patriota, aplicado, fino, ahorrador, inmejorable perfil profesional. Cortés, comedido, familiar, monárquico y emprendedor. Universitario, tres máster, abundante experiencia laboral, perfecto manejo del inglés, francés, alemán y congoleño...

Sincero, puntual, comprometido, elevado bagaje cultural. Alto, delgado, sano, activo, deportista sin dopaje, limpio y aseado. Guapo, comprensivo, demócrata convencido, cercano, encantador, quinientos doce amigos en el facebook...

Así es como dicen que quieren que seamos.
Cuando en realidad nos quieren tontos, enfermos y desinformados.

jueves, 3 de mayo de 2012

Lo bello y lo bestia

Me refería a que, tal vez, mañana sea tarde
para enfrentarnos a ese cigarrillo.
El de después.
Después de que aprenda a querer sin follar,
a follar sin querer, y a diferenciar
entre lo bello y lo bestia.
Cuando me disfrace de lobo famélico y estepario
bañado por los fluidos corporales
de la puta de la luna.
Me refería a que, tal vez, elija ser indiscreto
señalando las coordenadas donde tus labios
tienen que enterrarme.
O escogiendo el cauce plateado
por donde deben discurrir
tus ríos de saliva.
Mira, sólo quería hacer pedazos el colchón
que aguanta los cimientos de la tierra
y la feroz rutina.
Sólo quería vaciarte el corazón
y desplumar tus alas
de tanto ruido.
Y en la cresta de la ola de tus olas, montar
una isla a la deriva,
y en tu coño, una trinchera.
Una vez más.
En este fuego cruzado.
En esta hoguera.
En este olvido.

lunes, 16 de abril de 2012

Querida hipotenusa:

Velocidad es igual a espacio partido tiempo, con lo que espacio es igual a velocidad por tiempo, por lo que te alejas a una velocidad directamente proporcional al tiempo que te encuentras a una distancia relativamente inalcanzable. Porque todo es relativo menos el movimiento rectilíneo de nuestros cuerpos debido a fuerzas gravitatorias ineludibles, que dibujan dos vectores linealmente independientes aunque magnéticamente atrayentes entre sí por esa bendita curiosidad de los polos opuestos. Y no te olvides del átomo donde descansan nuestros protones, en un cajón de la mesita de noche alejado de electrones negativos, que ya sabemos que ninguno de los dos fuimos nunca de neutrones. Era o frío o calor, con la termodinámica haciendo de las suyas bajo nuestro edredón, y la rutina huyendo por la tangente de los cero grados donde se congelaban nuestros sueños. Pero qué más da que el rozamiento que nos regalábamos sobre la superficie del planeta tendiera a infinito, qué más da el puto big bang de cada mañana al despertar, cuando ahora, en pleno siglo veintiuno, la ciencia se muere por matarse, tras comprobar, que tú más yo, ya nunca dará dos.

viernes, 9 de marzo de 2012

Prototipo dieciocho

Después de dos horas cosiéndonos con la mirada me clavó el alfiler, se arremangó la sonrisa y le dio el último trago a su cerveza de importación, que ya estaría como el caldo de un cocido. Por lo menos en ese momento deseé que así fuera.
-¿Ya te vas?
-Sí, ¿qué pasa?
(Qué no pasa, más bien)
-Nada, que nos quedan cosas por decir.
(Y por hacer)
-Nos queda todo.
-Pues sí.
-Pero ya es muy tarde. ¿No crees?
(No)
-Supongo que para saber tu nombre aún no.

Diez segundos después los pétalos de su falda bailaron un swing y se marcharon por donde habían venido, como arrastrados por un vendaval de estrofas de Sabina.
¿Por qué tenía que llamarse así?
No me había dejado los latidos en la punta de la lengua, ni el entrecejo arrugado como un montón de ropa en la cesta de la ropa sucia.
Es verdad.
Aún no han inventado nada que conquiste mejor a un hombre que una buena mamada.

viernes, 2 de marzo de 2012

Modus operandi

Y dime. En qué coño se parece esto a un corazón. En la forma no será, porque parece un estropajo sucio. En la textura tampoco, ya que cuando lo toco me da la impresión de que le estoy manoseando el culo a una vieja. Y en el olor menos, porque ahí dentro huele a mierda de hipopótamo en un cuarto sin ventanas. Así que dime. En qué coño se parece este trasto inútil y asqueroso a un corazón. En qué. Toma, cógelo y estrújalo como un pomelo y hazte un zumo. O juega con él a la pelota vasca, o píntale una carita sonriente, o yo qué cojones sé, pero no me digas que esto es un corazón. Y menos ahora, después de echar un polvo y acabar en el momento exacto en el que Matías Prats da paso a los deportes, y me estoy poniendo los gayumbos apoyado en la pared por el tembleque de mis piernas. Joder, ahora no. Ahora no me preguntes si te quiero o te dejo de querer, si ahí dentro late algo o chirrían a la vez mil bisagras oxidadas. Y no me cojas de la mano ni me digas que está bien, que no te importa qué vendrá tras el cigarrillo del después o del portazo a mis espaldas, porque tú te estás mintiendo y a mí me engañas, y es cuando parece que soy yo el que quiere echarse tres en uno en las arterias, y quién demonios sabe si es verdad.

En nada. Y claro que no. Esas son las respuestas.
Te espero en el váter jugando al tetris.
Hasta que te apetezca darte un baño.

viernes, 24 de febrero de 2012

Marcapáginas

Los principios siempre cuestan.

Recuerdo cuando Tomás, el cuatro ojos del colegio, le dio un beso en la boca a la gigantona de Carlota en el pasillo.
Fue sin avisar. Se acercó por detrás, dando saltitos como un gorrión en la rama de un árbol, se puso de puntillas y aterrizó en sus labios ante la atónita mirada de la idiota de Patricia, que en aquellos tiempos tenía el culo del tamaño de un pupitre y una envidia que rozaba lo obsceno. Cuando vio que aquella gesta no había sido tan difícil, Tomás le metió la lengua a Carlota y jugueteó con la suya durante un par de segundos que interrumpieron la rotación del planeta.
Ella ni se inmutó. Ni siquiera dio un respingo.
Incluso había cerrado los ojos durante el breve trayecto.

Poco después, Carlota agarraba de la mano a aquel gorrión con gafas veinte centímetros más bajito que ella, y le llamaba “cariño” y “mi pajarito”. Y una noche, mientras los dos estaban desnudos en la cama, le confesó que llevaba esperando aquel beso desde cuarto de primaria.

Los principios, siempre cuestan. Los finales son sencillos, porque la mayoría de las veces no avisan. Son implacables.
Empezar de cero. Como si el cero fuera el origen de todo.
Qué frase más estúpida.

martes, 21 de febrero de 2012

30 de noviembre

Ayer, en algún rincón del mundo, alguien se tiró desde un balcón mientras silbaba un blues.
Un padre de familia vaciaba dos botellas de whisky en un bar mientras su hijo jugaba el partido más importante del año.
Una mujer daba a luz en una habitación a oscuras sin asistencia médica.
Alguien dijo te quiero por primera vez.
Una bala atravesó un corazón.
Un director casado de una importante empresa recibió una mamada por parte de su secretaria.
Un perro fue apaleado por su dueño hasta que le partió las costillas por haberse meado en el asiento del coche.
Un gusano merendó en el cadáver de un niño que murió de inanición.
Ayer, una lágrima empapó los labios de una madre soltera que encontró trabajo.
Se dieron la mano dos personas que planean un atentado terrorista.
Subió la temperatura media del planeta.
Se cerró un quiosco.
Se abrió un banco.
Se encontró un nuevo avance en la vacuna contra el cáncer.
Y se escribió la última palabra del próximo best seller mundial.

Pero ayer acabó, y hoy ha amanecido.
Porque siempre amanece.
Porque todo pasa.
Hasta los días sin ti.

miércoles, 8 de febrero de 2012

VLG1207

Estaba en el asiento de mi izquierda hecha un ovillo con el pelo recogido y de sus cascos, brotaba una de Pink Floyd. Entonces las luces del techo se apagaron y me dejaron en la más solita soledad, con el brillo de sus dientes y del sol, que echaba un polvo con las nubes de algodón de azúcar. Pedí un agüita mineral con la boca llena de arena y un ejército de tics nerviosos de cintura para abajo cuando el how i wish despegó entre pentagramas, y se apoyó en el reposabrazos.

Se deshizo la coleta.

Y las luces se volvieron a encender y exhibió su cara de cachorro de león, pero se enroscaba como un gato en una pierna y hasta se le escapaba algún que otro ronroneo. La atrapé una mano con una mía, y por un segundo fusionamos temperaturas corporales. "¿Vamos al lavabo?", y abrí las fauces esperando, que la cachorra de león fuera leona adulta y me cazara, entre las praderas de las nubes.

Se rehízo la coleta.

Y las salidas de emergencia se oxidaron, cuando sus labios, silbaron un you were here.

domingo, 5 de febrero de 2012

"Con lo que hemos sido", Toma Dos

El café de por la tarde era sagrado, incluso más que desearnos las buenas noches. Un par de tazas humeantes entre los dos significaba que todo estaba en perfectas condiciones, en su sitio, con ese orden tan desordenado e inquebrantable que nos oxigenaba. Cogíamos las cucharas y brindábamos con ellas como si fueran copas de champán, conocedores de la importancia de aquella fascinante ceremonia. Después guardábamos un minuto de silencio por cada trago, para evitar que nuestros paladares montaran en cólera por no mostrar cortesía. Y por último nos guiñábamos un ojo y nos mordíamos el labio inferior para demostrarnos que aquellas tazas de café, que aquella diminuta porción de tiempo, era lo que más merecía la pena de toda la historia de la humanidad.

lunes, 30 de enero de 2012

Dosmildoce

Tal vez venga la tormenta después de la calma y no al revés, con prisas y sin quitar la vista de un reloj como el conejo del país de las maravillas, y entre dando portazos a través de todas las células de los corazones en ruinas llevándose los despojos, arrojándolos a un contenedor de reciclaje. El rencor al amarillo, por ser envase contaminante y nocivo. Los besos con nata van al gris como alimentos fácilmente biodegradables que son. Al verde las promesas envueltas y encerradas en el cajón del olvido, y los te quiero… joder, a esos es imposible reciclarlos.

Y qué le digo a la tormenta que se lleve. Seguro que me cobra un plus de peligrosidad por tratar con materiales radiactivos, o me suelta que aún no han inventado ningún proceso milagroso, que digiera toda aquella mierda de ahí dentro. Qué les digo al huracán y al tifón que se lleven de un soplido. Qué coño le digo al terremoto que destruya, cuando el trabajo ya está hecho. Podría pedir una ración de energía nuclear a domicilio, un cicuta con limón, un virus de origen animal o incluso una glaciación, que congele este desierto.

O tal vez podría incluso aprender a caminar, sin tener que seguir tu rastro como un perro.
Tal vez.

domingo, 22 de enero de 2012

En clave de vos

Do, la felicidad te persigue adonde vayas, donde lo dulce y lo salado se reúnen a fumar hierba, donde Barcelona y lo porteño se comen a besos por los rincones. Donde sábado y domingo se recuestan en literas diminutas, y corazones del tamaño de un planeta los arropan. Donde las anclas de tu buque no te amarran, y dormitan las estrellas bajo el sol de tu bandera.

Re, porque fue relindo mientras duró. Maravilloso, bello, hermoso, auténtico. Fresco, dulce, cachondo, ahumado, adolescente… y jodidamente corto.

Mi, cuando mi morada fue la tuya, y el espejo de mi risa fue la tuya. Cuando mirabas hacia el mar desplegando un sueño al infinito, y sazonabas con miel la mierda que nos rodea. Cuando el miedo escapaba de tus pasos, y las miserias migraban de comarca. Cuando la amargura era menos amarga, solamente almorzando tus migajas.

Fa, que tienes faena: cada día de tu vida no le falles a tu instinto. Él te fabrica como eres, y por eso me fascina. Sé fiel a tus principios, facilita lo imposible y dibuja arcoíris en tormentas de granizo. Escribe la fábula de tu vida sin que te importe el final del cuento, enfádate, desmelénate, y entierra con tu fantasía el fango que te incomode.

Un brindis por el Sol. Una copita de cava del bueno, del bonito, y del caro para vos; para los altos, para los bajos, para los catalanes, para los madrileños, para las argentinas con garbo, para los que te conocen, para los que aún no te han encontrado. Un brindis por el Sol, porque seguirá siendo… nuestro mismo compañero de piso.

Y que La próxima visita sea pronto.

Porque Si no me vuelvo reloco, pelotuda.

miércoles, 18 de enero de 2012

De cómo Yin conoció a Yang

"¿Qué te pasa, que no quieres follarme esta noche?", amenazó María de las Mercedes con las bragas en la mano. "¿Que qué me pasa? Fóllame tú que yo ya estoy hasta los huevos de ser el que lleva el timón". Porque follar es lo que tiene, es un verbo de una sola dirección y dos sentidos. El que folla es el que manda, y al que se follan es el gobernado, el sometido, el arrastrado hacia el perverso cosmos depravado del que folla. Pero María de las Mercedes era muy señorita en los juegos de colchón, con su cama oliendo a azucenas  y un solo suspiro de gusto en toda la aventura, al final, cuando el que folla ya tiene los dedos en carne viva de manosearla y la lengua como la bota de un cowboy. Hay un tipo que pregona por el barrio que consiguió que aquella dama se le subiera  encima y comenzara a rugir como un tigre de Bengala, pero no apostaría ni un mísero pelo de mi barba a que eso fuera cierto. Mira que engañaba la condenada, la primera vez que la recuerdo (vestida) fue en un bar del Barrio Gótico en penumbras, aunque la muy cachonda se había puesto pegatinas con luces parpadeantes por aquellas tetas de sandía, iluminando a fogonazos su contorno y reflejándolo en las paredes. Aquella noche hubo once desmayos y un infarto en aquel bar, hasta que una servilleta con forma de avioncito aterrizó en mi mesa solitaria con un mapa, una equis, y un "hasta dentro de una hora".

"¿Es que ya no te pongo, o qué?", se atrevió. "Pues nada, pues nos vamos a dormir", resopló, con todo su descaro. Y fue y se puso las bragas con un brinco de trapecista ocultando aquel coño tan esnob y sibarita, y media hora después cerré la boca y apagué el cerebro, por si se me acababa la batería.