miércoles, 8 de febrero de 2012

VLG1207

Estaba en el asiento de mi izquierda hecha un ovillo con el pelo recogido y de sus cascos, brotaba una de Pink Floyd. Entonces las luces del techo se apagaron y me dejaron en la más solita soledad, con el brillo de sus dientes y del sol, que echaba un polvo con las nubes de algodón de azúcar. Pedí un agüita mineral con la boca llena de arena y un ejército de tics nerviosos de cintura para abajo cuando el how i wish despegó entre pentagramas, y se apoyó en el reposabrazos.

Se deshizo la coleta.

Y las luces se volvieron a encender y exhibió su cara de cachorro de león, pero se enroscaba como un gato en una pierna y hasta se le escapaba algún que otro ronroneo. La atrapé una mano con una mía, y por un segundo fusionamos temperaturas corporales. "¿Vamos al lavabo?", y abrí las fauces esperando, que la cachorra de león fuera leona adulta y me cazara, entre las praderas de las nubes.

Se rehízo la coleta.

Y las salidas de emergencia se oxidaron, cuando sus labios, silbaron un you were here.

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