lunes, 27 de diciembre de 2010

Disyunción copulativa


Anochece.
Amanece.
Y el cielo está nublado otra vez. Y abro un ojo, y frunzo el ceño, y me incorporo entre letargo y desconcierto. Y apoyo el pie izquierdo en el suelo, y son doscientos grados bajo cero los que me clavan las puntas de sus dedos. Y se enfrían las costuras de la almohada, y se hielan los caprichos de los sueños. Y dibujo la resaca en el espejo, y le ladro como un perro sin bozal, ni collar, ni dueño alguno. Y regresa el café amargo al desayuno, y los cubiertos impares a la mesa, y las servilletas sin carmín a la basura. Y cocina el silencio su plato estrella al mediodía, y se oxidan cerraduras en los bares, y se inmolan las agujas en relojes homicidas. Y se seca la saliva en el fondo de los vasos, y se incendia entre mis labios marihuana y nicotina, y le robo el norte al rumbo de mis pasos. Y se fuga la cordura, y se esconde tras el telón de cada esquina. Y se acomoda, y se gangrena en soledad, en el círculo polar ártico de mi alcoba.
Y anochece
Y amanece.
Y el cielo está nublado otra vez. Y abro un ojo, un día más, sin ser tú lo primero que veo al despertar.

martes, 14 de diciembre de 2010

Sinsentidos


Vista: Las manchas petroleras, las balas que atraviesan fronteras, las ojeras del desvelo en soledad, los moratones de idilios desgraciados, las cifras en las libretas a fin de mes, las cabezas disecadas que constituyen decorados, las lágrimas que brotan en los epílogos, los estrechamientos de manos en residencias oficiales, el color de las vitrinas de un corazón herido, las espaldas que se alejan en las despedidas.

Gusto: Por la acidez de las mentiras, por la amargura de la nostalgia, por la desazón de la esperanza perdida, por los agrios roces de labios del adiós, por las frutas prohibidas del adulterio, por el picante de los recuerdos de dos rombos, por el salitre de las playas adoquinadas, por las mañanas edulcoradas con desamparo, por el deje de las historias caducadas.

Oído: “Tenemos que hablar”, “Puedo conducir prefectamente”, “Firme aquí y ya estará todo solucionado” , “Creo que me estoy enamorando de otro”, “Es lo mejor para el país”, “Te prometo que no lo haré nunca más”, “Follas mejor que nadie”, “Me duele la cabeza”, “Todo va a salir bien”, “Yo os declaro marido y mujer”.

Tacto: El que falta en los despachos, el que sobra en la demagogia, el que acompaña a un empacho de besos, el que se disfraza de eufemismo del magreo, el que se cobran los dedos del afecto, el que permite sobrevivir al flirteo, el que busca la aspereza en las palabras, el que encuentra la prudencia en las palabras, el que precisa el orgullo para bajarse los pantalones.

Olfato: Las flores marchitas del arrepentimiento, la hipocresía respirada en los parlamentos, la transpiración que nace del sacrificio, las sospechas que levantan los cheques en blanco, el resquicio de las puertas del desengaño, la brecha ensangrentada entre los mundos, las tostadas quemadas del desayuno en un dormitorio, los cuellos que causan extrema dependencia, la ausencia de tu ropa en mi ropero.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Preposiciones indecentes

A pelo.
Ante las dudas.
Bajo tu anatomía.
Por ahí no cabe.
Con groserías.
Contra la pared.
De una noche.
Desde el cariño.
Durante el periodo.
En plena embriaguez.
Entre los confines del coche.
Mirando hacia Cuenca.
Hasta el amanecer.
Mediante pastillas azules.
Para enterrar reproches.
Por adulterio.
Según los precios.
Sin florituras.
So…lamente contigo.
Sobre tu anatomía.
Tras las dudas.