La dignidad no se encuentra en cajas fuertes ni carteras, en un cambio de divisas, en los quilates.
La dignidad no se ubica en palacetes ni quinielas, en el tamaño de las tetas, en sonrisas gratuitas.
A la dignidad se la sudan los caballos de tu coche, la memoria de tu smartphone, tus seiscientos trece amigos virtuales, los goles del partido.
La dignidad se pasa por el forro el simbolito que decora tu camisa, el sexto cero de tu cuenta bancaria, tu casita de verano, tu escapada del finde, tu currículum de polvos.
A veces la dignidad se esconde en el fondo de los vasos, en las tripas de una jeringa, en una bala. A veces grita como un ogro y se desgañita por orgullo. A veces es silente y astuta. A veces aprieta los puños hasta que sangra de cólera. A veces, muere de impaciencia.
Cuando la esperanza es lo primero que se pierde, no voy a dejar que se lleve consigo mi dignidad.
Que esa maldita cosa es imprescindible.
Y el resto, no.
domingo, 23 de marzo de 2014
miércoles, 19 de marzo de 2014
McQueen
Una tarde de noviembre de hace mil doscientos años el señor McQueen se transformó en una gota de agua mientras se afeitaba y se filtró a través del suelo de su cuarto de baño atravesando el planeta de lado a lado en el tiempo que tardaba en canturrear el primer soul de la historia. De nuevo en la superficie tropezó con una caña de bambú y se cayó a un charco donde fue sorbido por un caimán de tres metros de longitud cuyo vigésimo séptimo descendiente sería usado para fabricar el bolso estrella que una vieja loca de Manhattan le encargaría a su marido para seguir aparentando una fortuna que perdería en dos meses de alcohol y tragaperras. El señor McQueen esperó hasta que el caimán se zambulló para deslizarse a través de uno de sus poros y dejarse arrastrar por la corriente de un río que siglos después tendría un color cobrizo debido a compuestos químicos que activarían la mutación de uno de los genes de un chaval llamado Lucas, al que sus padres le practicarían la eutanasia a los 7 años en vista de que le iba a ser muy complicado llevar una vida digna con tres narices y un tercer brazo pegado en la frente. Disfrutó del viaje en río como si de un tobogán se tratase y por fin llegó al mar, donde conoció a una bellísima molécula salada con la que tuvo trescientos billones de dulces hijos que una vez alcanzaron la mayoría de edad tuvieron que emigrar a otro océano en busca de un trabajo honrado para su condición acuática, al mismo tiempo que el señor McQueen se dejaba desintegrar por el Sol y se evaporaba hacia el cielo. Sin pedir permiso se adhirió a un gigantesco cumulonimbo que palpitaba como un corazón excitado a punto de estallar en mil desengaños y entabló amistad con un sicario de acento exótico que tenía un plan para salvar el mundo en caso de emergencia, sin saber que su sueldo había sido abonado íntegramente por un magnate petrolero del año 2038 a través de un agujero en el tiempo. Cuando creyó oportuno el sicario se arrojó al vacío acompañado de una legión de fanáticos y devastaron campos de cultivo al noreste de Nueva Delhi, donde un poblado que subsistía a base de arroz y trigo tuvo que ingeniárselas para alimentarse de arena y hojas de morera hasta que un sultán les prometió amparo a cambio de sumisión perpetua. El señor McQueen pensó que definitivamente él tenía otro motivo así que reclutó un ejército de gotas de agua dispuestas a acabar con aquello antes de que se fuera todo a la mierda, y se dejó maquillar por nuevos rayos de luz en los segundos previos a ser expulsado al ritmo de un trueno que rugió como una espléndida percusión de orquesta.
Y entonces llovió, llovió, llovió, inflamado de amor propio, y gritó a sus compañeros que no abrieran el paracaídas, ni acataran ser un simple número en la lista, ni agacharan la cabeza, y gritó que todos eran poderosos, que cualquiera de ellos bastaría para colmar el vaso. Y llovió, llovió, y llovió la tormenta perfecta en las favelas brasileñas llenando cántaros de oro líquido, y en las calles de Nueva Orleans, donde un grupo de niños negros que tocaban el saxofón descalzos comenzaron a bailar al son de las gotas estrellándose contra el suelo, y ningún gaznate se pudrió de sed, y ninguna tierra murió árida y abandonada, y los gélidos ventanales de lo que un día sería Madrid fotografiaron el momento.
Y entonces llovió, llovió, llovió, inflamado de amor propio, y gritó a sus compañeros que no abrieran el paracaídas, ni acataran ser un simple número en la lista, ni agacharan la cabeza, y gritó que todos eran poderosos, que cualquiera de ellos bastaría para colmar el vaso. Y llovió, llovió, y llovió la tormenta perfecta en las favelas brasileñas llenando cántaros de oro líquido, y en las calles de Nueva Orleans, donde un grupo de niños negros que tocaban el saxofón descalzos comenzaron a bailar al son de las gotas estrellándose contra el suelo, y ningún gaznate se pudrió de sed, y ninguna tierra murió árida y abandonada, y los gélidos ventanales de lo que un día sería Madrid fotografiaron el momento.
Prescripciones:
Relatos para el insomnio
jueves, 13 de marzo de 2014
Mentiras pasajeras
No es verdad que un plan de vuelo sea exacto y riguroso, ni que el clima condicione el recorrido del trayecto... No es verdad que lo directo sea un viaje sin escalas, ni que un reloj sea el que imponga el compás de nuestro horario... Lo único real entre un origen y un destino es que tus rizos, aguarden mi llegada al otro lado...
No es verdad que una ruta programada sea cómoda y sencilla, ni que el ritmo de la marcha determine el pedigrí de las visitas... No es veraz la maravilla low cost de los anuncios, ni el camino embotellado que pregonan las agencias... Lo fascinante de un proyecto es descubrir en cada paso, nuevos rincones por tu cuerpo...
No son ciertas las imágenes que decoran los panfletos, ni las vistas deslumbrantes que se ven en propagandas... La mitad de las historias que nos cuentan son mentira, como el doble de lugares que prometen conquistarnos... El auténtico reclamo de turistas es el brillo, que despierta la mañana en tus pupilas...
No es certero el cálculo de veces que paseas por mis versos, ni el salvaje territorio que me aleja de tu rastro... No me creo que el peaje de tu ida sea tan caro, ni el prohibido condenarte al después del calendario... Lo realmente incontestable es el abuso de distancia, que distancia tus bocados...
No es exacto el fotograma que se tiene de un recuerdo, ni la suma de las pausas que componen nuestro rumbo... No me trago que el mejor itinerario sea el que dictan en los libros, ni que el mundo no te quepa en el bolsillo si te empeñas... El único escenario que contemplo es todo aquel, que fabricas con tus sueños cuando sueñas…
No es verdad que una ruta programada sea cómoda y sencilla, ni que el ritmo de la marcha determine el pedigrí de las visitas... No es veraz la maravilla low cost de los anuncios, ni el camino embotellado que pregonan las agencias... Lo fascinante de un proyecto es descubrir en cada paso, nuevos rincones por tu cuerpo...
No son ciertas las imágenes que decoran los panfletos, ni las vistas deslumbrantes que se ven en propagandas... La mitad de las historias que nos cuentan son mentira, como el doble de lugares que prometen conquistarnos... El auténtico reclamo de turistas es el brillo, que despierta la mañana en tus pupilas...
No es certero el cálculo de veces que paseas por mis versos, ni el salvaje territorio que me aleja de tu rastro... No me creo que el peaje de tu ida sea tan caro, ni el prohibido condenarte al después del calendario... Lo realmente incontestable es el abuso de distancia, que distancia tus bocados...
No es exacto el fotograma que se tiene de un recuerdo, ni la suma de las pausas que componen nuestro rumbo... No me trago que el mejor itinerario sea el que dictan en los libros, ni que el mundo no te quepa en el bolsillo si te empeñas... El único escenario que contemplo es todo aquel, que fabricas con tus sueños cuando sueñas…
Prescripciones:
Jarabes para el desamor,
Recetas personalizadas
lunes, 24 de febrero de 2014
Greatest hits
No me juzgues si no sabes, que compartimos el impulso de juzgarnos. Porque son tus sucios veredictos los que dictan mi conciencia, y mis sentencias, meteoritos que lapidan tu conducta.
Pero son tus grandes éxitos en asuntos espinosos los que encienden mis hormonas. Tienes el don de derrapar con elegancia en la autopista hacia el infierno, y sin embargo, plagar de bombas tu camino al paraíso. Mas no importa un carajo: Lo bonito y lo sencillo dinamitan nuestro hambre. Lo complejo y lo incorrecto nos excita.
Hay quien vive con el miedo al qué dirán, al si te he visto no me acuerdo, al compromiso. La cuarta enmienda de tu código genético te prohíbe no esconderte. Tu defecto es que esos miedos te torturan si los piensas. Tu virtud es que aún no te han encontrado.
No te esfuerces en quererme demasiado, ni te empeñes en negar que ya lo haces. Contradices lo que dices al segundo de decirlo, pero todas las vertientes desembocan en fascinantes imprevistos. Y lo mejor de ese vaivén no es que colapse mis arterias. Es que me incendia desde el cuello hasta la polla.
Disculpa si estas letras te confunden, o perturban el descanso de tu ego. La ventaja de ser tú es que te importa. La de ser yo, que me la suda. Pero venga, ahí va un piropo, que sé que te hipnotizan. La idiotez te va a estar persiguiendo de por vida, aunque tú corres más rápido. El problema es que te encantan los disfraces, y el de idiota está hecho a tu medida.
El currículum vitae que te precede, está escrito con mis ríos de saliva. Los fluidos corporales que te bañan, son los mismos que me riegan las ideas. Eres políticamente hermosa e incorrectamente hija de puta. Eres galope de un potro desbocado. Eres un cáncer que corroe mis entrañas. Eres salvaje, libertina, ácida, destructiva. No te quiero cerca ni de lejos, y sin embargo, me derrito si te alejas demasiado.
A la más fruta del garito.
Pero son tus grandes éxitos en asuntos espinosos los que encienden mis hormonas. Tienes el don de derrapar con elegancia en la autopista hacia el infierno, y sin embargo, plagar de bombas tu camino al paraíso. Mas no importa un carajo: Lo bonito y lo sencillo dinamitan nuestro hambre. Lo complejo y lo incorrecto nos excita.
Hay quien vive con el miedo al qué dirán, al si te he visto no me acuerdo, al compromiso. La cuarta enmienda de tu código genético te prohíbe no esconderte. Tu defecto es que esos miedos te torturan si los piensas. Tu virtud es que aún no te han encontrado.
No te esfuerces en quererme demasiado, ni te empeñes en negar que ya lo haces. Contradices lo que dices al segundo de decirlo, pero todas las vertientes desembocan en fascinantes imprevistos. Y lo mejor de ese vaivén no es que colapse mis arterias. Es que me incendia desde el cuello hasta la polla.
Disculpa si estas letras te confunden, o perturban el descanso de tu ego. La ventaja de ser tú es que te importa. La de ser yo, que me la suda. Pero venga, ahí va un piropo, que sé que te hipnotizan. La idiotez te va a estar persiguiendo de por vida, aunque tú corres más rápido. El problema es que te encantan los disfraces, y el de idiota está hecho a tu medida.
El currículum vitae que te precede, está escrito con mis ríos de saliva. Los fluidos corporales que te bañan, son los mismos que me riegan las ideas. Eres políticamente hermosa e incorrectamente hija de puta. Eres galope de un potro desbocado. Eres un cáncer que corroe mis entrañas. Eres salvaje, libertina, ácida, destructiva. No te quiero cerca ni de lejos, y sin embargo, me derrito si te alejas demasiado.
A la más fruta del garito.
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Recetas personalizadas
domingo, 28 de julio de 2013
Equipaje de (tu) mano
Un cruasán con el perfil de tu sonrisa.
Una nube con la forma de tu pubis.
Un cielo rasurado como el ídem.
El después de las arrugas.
(En sábanas, en comisuras).
Tus hoyuelos.
Tu cuarto menguante.
Tu lengua creciente.
Un mapa topográfico de tus lunares.
La mitad de tus arañazos en la espalda.
(La otra mitad la dejamos para luego).
Un paracaídas con tu falda más corta.
Una dosis del sedante de tus labios.
Una toalla que lamiera tu epidermis.
Vestuario estampado con tus dedos.
Calzado adecuado para seguir tus huellas.
Tu primer quién te tuviera.
Tu último quiero tenerte.
Tu próximo quiero que vuelvas.
Una nube con la forma de tu pubis.
Un cielo rasurado como el ídem.
El después de las arrugas.
(En sábanas, en comisuras).
Tus hoyuelos.
Tu cuarto menguante.
Tu lengua creciente.
Un mapa topográfico de tus lunares.
La mitad de tus arañazos en la espalda.
(La otra mitad la dejamos para luego).
Un paracaídas con tu falda más corta.
Una dosis del sedante de tus labios.
Una toalla que lamiera tu epidermis.
Vestuario estampado con tus dedos.
Calzado adecuado para seguir tus huellas.
Tu primer quién te tuviera.
Tu último quiero tenerte.
Tu próximo quiero que vuelvas.
Prescripciones:
Analgésicos de amplio espectro,
Recetas personalizadas
jueves, 13 de junio de 2013
El origen del caos...
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Todo empieza con la huella de tus labios, al borde de un precipicio. La firma escarlata de un contrato en una copa, al margen de la ley y de la ética. Una invitación a luchar contra las normas y acatar, la dictadura de tus dedos. Y son ellos los que acaban con el orden, los delirios de grandeza, la educación, las barricadas. Y son ellos los que ponen la cordura en un mundo enloquecido, y roto en mil razones.
Todo empieza con tu ropa volando por los aires, y mi ropa, reptando por el suelo. Tú piensas en lo pequeño que es el mundo, y yo, en el eclipse de tu ombligo. Las paredes nos refugian de las balas de ahí fuera, pero la guerra, se libra entre nosotros. Tú decides que el primero de tus roces sea frágil. Yo prefiero que me faltes al respeto.
Y me robas un bocado. La mitad de los motivos ya se han muerto en nuestra orilla, y los demás, matarían por largarse. Ya no existe ni el pasado ni el presente, sólo un trozo de horizonte en tu regazo. Todo empieza en el momento en que tu espalda, se convierte en mi tejado.
Y follamos. Como si el tiempo fuera inútil, y lo único valioso fueran tus gemidos. Las sombras bailan minués alrededor de nuestra hoguera, y a los latidos, se la sudan la tensión y las arritmias. Enrocamos posiciones y devoro, cada una de tus fichas del tablero. Todo lo que antes eran inquietudes y deberes, empiezan a pensar en que tus ojos, son sus únicos derechos.
Porque todo empieza, simplemente, cuando tú acabas...
Prescripciones:
Viagras gramaticales
domingo, 5 de mayo de 2013
Trababalenguas
Siempre que te pienso, pienso
en el tiempo que el tiempo jugó a despistarnos
y a perderse a tus espaldas,
respaldando
esa absurda teoría de que nunca digas nunca
cuando ahora no es la hora de encontrarnos.
Siempre que te sueño, sueño
con diminutas llamaradas de tus llamas
y con el barniz de tus ojos,
ojeando
lo que antes fueron fogonazos en las bocas,
y hoy abocan al peor de los deshielos.
en el tiempo que el tiempo jugó a despistarnos
y a perderse a tus espaldas,
respaldando
esa absurda teoría de que nunca digas nunca
cuando ahora no es la hora de encontrarnos.
Siempre que te sueño, sueño
con diminutas llamaradas de tus llamas
y con el barniz de tus ojos,
ojeando
lo que antes fueron fogonazos en las bocas,
y hoy abocan al peor de los deshielos.
Prescripciones:
Tiritas de cobardías
martes, 30 de abril de 2013
Supositorios (III)
-Cuando escuchas a tu conciencia... ¿Cómo sabes que las voces que oyes no son locuras?
-Supongo que porque no me dicen que me tire por la ventana o que intente volar.
-Sí... Yo las tengo de esa clase.
-La mía me dice lo idiota y lo estúpido que soy y que los problemas de los demás son todos culpa mía. Aunque generalmente la contesto mal. La mando a tomar por culo.
-Entonces... ¿se podría decir que tú mandas sobre tu propia conciencia?
-...No. Sólo la mando a tomar por culo.
-Sí... Yo las tengo de esa clase.
-La mía me dice lo idiota y lo estúpido que soy y que los problemas de los demás son todos culpa mía. Aunque generalmente la contesto mal. La mando a tomar por culo.
-Entonces... ¿se podría decir que tú mandas sobre tu propia conciencia?
-...No. Sólo la mando a tomar por culo.
Prescripciones:
Supositorios
miércoles, 3 de abril de 2013
Bulos papales
Si existe un dios es momento de un despido improcedente. De un desahucio de los cielos con violencia y mala praxis. De que aprenda que el sabor de la experiencia es más amargo, que la fe de su doctrina.
Y pretenden que creamos que su dogma, es motivo de conducta y disciplina. Pretenden que las churras no se ajunten con merinas a la vera del altísimo. Cuando en este sucio paraíso son abeles los que afilan, la venganza a los caínes.
Porque el mártir no es un santo ni el cabrón es tan salvaje como pintan. Machacar la tolerancia de la media es dar patadas en los huevos a un gigante adormecido. Apagar la voz en grito de un idiota es encender, la garganta del más listo.
Es momento de que sepa que empañar la realidad, saca brillo a las miserias. Que un oasis de verdad, es el último reducto de paciencia que nos resta. Que la siguiente gota de mentira mal echada va a colmar, cementerios de cobardes.
Son tan necias las palabras que el planeta sólo escucha, lo que a bien le sale de la polla. La esperanza es lo primero que se pierde en este páramo de buenas intenciones. Sólo hay que estar atento a esos tres chispazos que iluminan, tres millones de apagones.
Que dios me permita asegurarle que el sentido común, es el más común de los sentidos. La distancia es sólo espacio y no quilates. La cagada sibarita huele a mierda y no a fragancia embotellada. Y si el camino es el que dictan sus ilustres señorías yo prefiero, ir derecho a la ignorancia...
Y pretenden que creamos que su dogma, es motivo de conducta y disciplina. Pretenden que las churras no se ajunten con merinas a la vera del altísimo. Cuando en este sucio paraíso son abeles los que afilan, la venganza a los caínes.
Porque el mártir no es un santo ni el cabrón es tan salvaje como pintan. Machacar la tolerancia de la media es dar patadas en los huevos a un gigante adormecido. Apagar la voz en grito de un idiota es encender, la garganta del más listo.
Es momento de que sepa que empañar la realidad, saca brillo a las miserias. Que un oasis de verdad, es el último reducto de paciencia que nos resta. Que la siguiente gota de mentira mal echada va a colmar, cementerios de cobardes.
Son tan necias las palabras que el planeta sólo escucha, lo que a bien le sale de la polla. La esperanza es lo primero que se pierde en este páramo de buenas intenciones. Sólo hay que estar atento a esos tres chispazos que iluminan, tres millones de apagones.
Que dios me permita asegurarle que el sentido común, es el más común de los sentidos. La distancia es sólo espacio y no quilates. La cagada sibarita huele a mierda y no a fragancia embotellada. Y si el camino es el que dictan sus ilustres señorías yo prefiero, ir derecho a la ignorancia...
Prescripciones:
Píldoras contra la ignorancia
sábado, 15 de diciembre de 2012
"Con lo que hemos sido", Toma Cinco
De vez en cuando olvídate de mí.
Sólo por probar.
Porque ya hemos probado que mandarlo todo a la mierda es una brutal agonía que no acaba nunca. Lenta y dolorosa. Como la muerte que acecha después de un disparo en el vientre.
Yo incluso he probado a tirar los dados: los impares me arrastraban a un quirófano de mediados del siglo pasado y me practicaban una lobotomía sin anestesia. Los pares me devoraban una rodaja del corazón y otra de la polla, porque no te sabría decir en cuál de los dos estás más presente.
Dicen por ahí que de entre todas las cosas que nos empapan las ideas sólo se ignoran dos tipos: las que pensamos que no son importantes y las que desearíamos que no lo fueran.
Así de sencillo. Yo ignoro el tamaño del miembro viril del presidente de la República Democrática del Congo y las galaxias de distancia que nos separan.
Tanto da.
Yo incluso he probado a tirar los dados: los impares me arrastraban a un quirófano de mediados del siglo pasado y me practicaban una lobotomía sin anestesia. Los pares me devoraban una rodaja del corazón y otra de la polla, porque no te sabría decir en cuál de los dos estás más presente.
Dicen por ahí que de entre todas las cosas que nos empapan las ideas sólo se ignoran dos tipos: las que pensamos que no son importantes y las que desearíamos que no lo fueran.
Así de sencillo. Yo ignoro el tamaño del miembro viril del presidente de la República Democrática del Congo y las galaxias de distancia que nos separan.
Tanto da.
Prescripciones:
Jarabes para el desamor
viernes, 30 de noviembre de 2012
Modus vivendi
Nunca la mens sana acompaña a un corpore sano
cuando se trata de huir hacia delante.
Hasta que levanten las calles
que no te vieron bailar
por sus aceras.
O hasta que Otis Redding silbe
un jodido réquiem
por tu recuerdo.
Que el ojalá es sólo un disimulo,
la memoria una hipoteca
y el standby
un bypass en las arterias.
Que ya no hay héroes ni villanos en la guerra.
Que una retirada a tiempo siempre fue
una derrota.
Que no se trata de ganar o de perder
si apostamos a mañana,
cuando hoy
aún no ha amanecido.
Que ya no tiene peor remedio la enfermedad.
Que todo son recibos de la luz
en la penumbra.
Que todo son por qués en la tormenta.
Y en la calma
no hay ruegos ni preguntas.
No merece la pena.
Porque todo gira alrededor del sol
menos tus huellas.
Y cuando toda la actividad del mundo se concentra en
pasar página,
el esfuerzo se descompone en el último
punto suspensivo.
cuando se trata de huir hacia delante.
Hasta que levanten las calles
que no te vieron bailar
por sus aceras.
O hasta que Otis Redding silbe
un jodido réquiem
por tu recuerdo.
Que el ojalá es sólo un disimulo,
la memoria una hipoteca
y el standby
un bypass en las arterias.
Que ya no hay héroes ni villanos en la guerra.
Que una retirada a tiempo siempre fue
una derrota.
Que no se trata de ganar o de perder
si apostamos a mañana,
cuando hoy
aún no ha amanecido.
Que ya no tiene peor remedio la enfermedad.
Que todo son recibos de la luz
en la penumbra.
Que todo son por qués en la tormenta.
Y en la calma
no hay ruegos ni preguntas.
No merece la pena.
Porque todo gira alrededor del sol
menos tus huellas.
Y cuando toda la actividad del mundo se concentra en
pasar página,
el esfuerzo se descompone en el último
punto suspensivo.
Prescripciones:
Profilácticos usados,
Tiritas de cobardías
viernes, 2 de noviembre de 2012
Herencia
Me dejaste el poder de decidir el rumbo de mis pasos
sin seguir los tuyos.
Los huesos molidos.
La carne envenenada.
Me dejaste en pretérito perfecto simple
la aguja minutera.
El corazón contraído.
Las manos desgastadas.
Me dejaste el don de la palabra en estado
de afonía permanente.
La blancura de las hojas.
La lengua avinagrada.
Me legaste el brillo de tu luna creciente
en cuarto menguante.
Cicuta en la saliva.
Asfalto en la mirada.
Me dejaste el castillo de naipes reducido
a polvos y ceniza.
El óxido en los lienzos.
Las venas escarchadas.
Me robaste el hambre.
Me quitaste el arma.
Me dejaste el ruido.
Me dejaste.
Y la maldita sensación de que nunca más me dejarás nada.
sin seguir los tuyos.
Los huesos molidos.
La carne envenenada.
Me dejaste en pretérito perfecto simple
la aguja minutera.
El corazón contraído.
Las manos desgastadas.
Me dejaste el don de la palabra en estado
de afonía permanente.
La blancura de las hojas.
La lengua avinagrada.
Me legaste el brillo de tu luna creciente
en cuarto menguante.
Cicuta en la saliva.
Asfalto en la mirada.
Me dejaste el castillo de naipes reducido
a polvos y ceniza.
El óxido en los lienzos.
Las venas escarchadas.
Me robaste el hambre.
Me quitaste el arma.
Me dejaste el ruido.
Me dejaste.
Y la maldita sensación de que nunca más me dejarás nada.
Prescripciones:
Jarabes para el desamor
jueves, 4 de octubre de 2012
Asignaturas pendientes
La historia tiene memoria cuando interesa
Y avanza cuando le place
Seguro que el desenlace
Se cocina a la islandesa.
La ciencia es una evidencia de descontento
A Darwin le da un revolcón
Los simios de su evolución
Gobiernan en parlamentos.
La gimnasia por antonomasia es de valientes
Y nada cambió desde ayer
La moda de hoy es correr
Delante de los agentes.
La lengua tiene una deuda con el romance
En plena era digital
Si nos quitan el whatsapp
Fallecemos del percance.
Don cálculo y doña estadística están enfadados
Su amor es sólo un recuerdo
Ya nunca se ponen de acuerdo
En el recuento de indignados.
Qué fría la economía cuando se arrima
A mearse fuera del tiesto
Que alguien avise al tal Riesgo:
Se están follando a su prima.
Y avanza cuando le place
Seguro que el desenlace
Se cocina a la islandesa.
La ciencia es una evidencia de descontento
A Darwin le da un revolcón
Los simios de su evolución
Gobiernan en parlamentos.
La gimnasia por antonomasia es de valientes
Y nada cambió desde ayer
La moda de hoy es correr
Delante de los agentes.
La lengua tiene una deuda con el romance
En plena era digital
Si nos quitan el whatsapp
Fallecemos del percance.
Don cálculo y doña estadística están enfadados
Su amor es sólo un recuerdo
Ya nunca se ponen de acuerdo
En el recuento de indignados.
Qué fría la economía cuando se arrima
A mearse fuera del tiesto
Que alguien avise al tal Riesgo:
Se están follando a su prima.
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Píldoras contra la ignorancia
lunes, 1 de octubre de 2012
Camas sin vacuna
Cuando acaba el amor, enmudecen las palabras.
Se enjuagan los secretos, se extinguen los versos.
Se levantan las alfombras, aminoran los latidos.
Se destierran los errores a las llamas.
Cuando todo termina, se derrumban las persianas.
Se apagan las conjuras, se sofocan las sombras enroscadas.
Silencian las paredes, se empañan las ventanas.
Se desgarran las costuras de la almohada.
Cuando todo acaba, se ahogan las pupilas.
Envejecen los sueños, se pudren las mentiras.
Se marchitan las camas sin vacuna.
Cuando todo acaba antes de hora, sin heridas,
se escurre la luz desde la alcoba.
A oscuras, como la noche sin su luna.
Se enjuagan los secretos, se extinguen los versos.
Se levantan las alfombras, aminoran los latidos.
Se destierran los errores a las llamas.
Cuando todo termina, se derrumban las persianas.
Se apagan las conjuras, se sofocan las sombras enroscadas.
Silencian las paredes, se empañan las ventanas.
Se desgarran las costuras de la almohada.
Cuando todo acaba, se ahogan las pupilas.
Envejecen los sueños, se pudren las mentiras.
Se marchitan las camas sin vacuna.
Cuando todo acaba antes de hora, sin heridas,
se escurre la luz desde la alcoba.
A oscuras, como la noche sin su luna.
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