domingo, 20 de diciembre de 2009

Viejo reloj de arena...

Naufrago entre dos aguas,
dos turbios extremos de pureza doctrinal,
que engullen todo cuanto tocan.
Naufrago alejado del punto medio,
y sin embargo, tan lejos y tan cerca,
del horizonte que me rodea...

Una voz hueca me invita a su orilla,
donde mueren de frío los ignorantes,
donde el mañana nunca importa.
Una voz áspera me aleja de ella,
donde yace la ardiente consciencia,
del viejo reloj de arena.

Y sin embargo, grano a grano
fabrico mis propias coartadas,
un oasis de hielo entre dos aguas.

Dos extremos de utópica belleza,
que rehúyen del sol y las estrellas, y
meciendo con su oleaje los planetas,
se hinchan de luz y de tristeza.
Ya fluye el agua por mis venas,
y me ahoga la puta incertidumbre.

Es, tan dulce esta sensación,
y sin embargo,
tan amargo el resultado...
Tengo, tan abrasada la cabeza,
y sin embargo,
tan helado el corazón...

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