...y las alas del colibrí dibujaron un infinito, con el sol asomándose al balcón del horizonte
tan lienzo, tan espléndido, tan cálido, como amarse
en pleno invierno.
Y sucedió tu tacto, y ocurrió tu brisa, y, oh,
esos ojos que derriten glaciares, esa lengua
tan vacuna de coronavirus.
Y brotó tu verbo como un géiser de espadas,
y tú, tan pretérito pluscuamperfecto de mentira,
te clavaste en mis alas.
Pero, oh, no hay nada más
sólido, cósmico, hiperbólico, meteórico, demoledor, mayestático y rotundo
como los nuevos rayos de sol
en pleno invierno.
1 comentario:
Volveremos!
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